DIENTE FOSIL ENCONTRADO EN ATAPUERCA
Iba yo paseando por la Sierra de Atapuerca
Con una chica a la que llaman “la Loba parda”
De Ibeas de Juarros (Burgos)
Con el fin de hacer sexo con ella
En lo hondo de una cañada
Deseando los dos encontrar
Un fósil que pudiéramos llevar
Al Museo de la Evolución Humana.
Íbamos tocándonos y besándonos
Y, cuando yo llegaba a tocarle su suerte
Y ella la mía, que estaba erecta
Vimos un diente fósil de los primeros humanos
Que pisaron estas tierras.
Ella se agachó primero a coger el diente
Tocando el suelo con sus tetas
Momento que aproveché yo
Para enseñorearme de su hacienda
No haciendo caso de lo que ella me decía
Al intentar penetrarla:
-No entres a mi cabaña
Que hoy me he puesto pipa
De comer alubia roja de Ibeas
Y cuando me penetres
Comenzaré a pedorrear y cagarme en diarrea.
-No temo a tu cagalera, le dije yo
Ni si cagas las alubias enteras
Pues he traído una tartera de campamento
Para que las eches en ella.
Como con punta de navaja la penetré
Quedando ella bien contenta.
Al llenar la tartera
Tuvimos que remover con los dedos la cagalera
Por ver de encontrar el diente fósil de Atapuerca.
¡Le encontramos¡ ¡Cerramos la tartera¡
Y nos fuimos para Burgos
Para llevar el diente fósil
Al Museo de la Evolución Humana.
-Y la tartera con la cagada
Se la llevamos a tu abuela, me ordenó ella
Que le gustan mucho las alubias de Ibeas.
Cuando llegamos a la casa de mi abuela
Que vive en La Ventilla, yo le dije:
-Aquí tienes, abuela, esta tartera
Con las alubias que más te agradan, ¡las de Ibeas¡
La Loba, con cara de pena, me pidió esto:
-Podríamos darle el diente a tu abuela
Y no al Museo de la Evolución Humana
Pues como ves le hace mucha falta.
Yo, al instante, le respondí:
-Sí, tienes razón; el diente para mi abuela
Y mi rabo para que te hagas un abanico
Con tu pelleja estampada
Para airear tu cañada
Que le hace mucha falta.